martes, 9 de octubre de 2012

Obra Social Maria Auxiliadora























Con el deseo de compartir y ayudar mas, en el año 2005 se inicia el reparto de víveres a personas ancianas de escasos recursos, y en el 2008 se promueven los talleres de promoción para mujeres de la zona rural, primero apoyados por Cooperadores Salesianos y en el 2011 por el programa Desarrollo de Cursos Modulares Técnicos Vocacionales para jóvenes y adultos de las modalidades flexibles del Ministerio de Educación.

El terremoto del 13 de enero de 2001 que sacudió todo el país, afecto también la antigua construcción del Colegio por lo que inmediatamente, confiando siempre en la oportuna asistencia de la Divina Providencia, se inicio la ardua labor de reconstrucción de parte del antiguo internado y de la parvularia. Asimismo en el año 2006 se construye la casa de la comunidad religiosa. Realidades que se agradece infinitamente a los muchísimos y generosos bienhechores, que en ningún momento han dejado de colaborar en el crecimiento de la semilla sembrada un día.

Todo este tiempo, como en la primera etapa de vida de esta presencia, la Casa Hogar para niñas en riesgo fue el corazón de la obra. Cada año se busco de dar a las internas lo mejor no solo física, si no humana y espiritualmente. Cuando el proyecto se había impulsado con renovada pasión Salesiana, las nuevas disposiciones del gobierno en materia de protección integral de la niñez y adolescencia, a través de la LEPINA, modifico el tipo de atención que los Hogares ofrecían a los niños y niñas en riesgo, y el proyecto tuvo que cerrarse.









Sin embargo el Señor de la historia que asegura la fecundidad de la semilla sembrada, abrió en el 2011 un nuevo proyecto de ayuda social, aquel de MICROCRÈDITOS, subsidiado por el Ámbito de Administración del Instituto desde Roma, para fortalecer a los comerciantes de escaso capital. Un nuevo fruto… una nueva respuesta… a la creciente pobreza de nuestra gente.

En cien años de vida esta presencia de Chalchuapa ha sido como esa planta que unida a la raíz da mucho fruto. Pero sus frutos son sorpresivos, siempre nuevos, siempre dirigidos a las personas vulnerables…
La presencia FMA, hoy como ayer, sigue compartiendo vida, y esto abre a la esperanza y el compromiso de iniciar un nuevo centenario con el ardor misionero de Don Bosco y Madre Mazzarello, que supieron ser signos del amor de Dios para las jóvenes y los jóvenes pobres y abandonados.